¿Os imagináis que el nuevo profesor o profesora fuera un robot con aspecto de humanoide? Hay colegios y universidades, sobre todo en países asiáticos, que ya los han incorporado a las aulas. De momento, en la mayoría de casos, como ayudantes.
En ESADE, Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas de Barcelona, los estudiantes ya saben lo que es asistir a una clase impartida por un robot.
Se llama Pepper, nació en Japón en el año 2014 y parece bastante simpático y divertido. Ha sido diseñado por la empresa japonesa Softbank Robotics y también puede trabajar como recepcionista.
Según Núria Agell, directora del Departamento de Operaciones, Innovación y Data Science de ESADE, el centro ha introducido, de manera experimental, la inteligencia artificial en clases de grupos reducidos. Lo ha hecho teniendo en cuenta que el robot puede ayudar al maestro. Por lo tanto, su papel es de soporte al profesor.
Hoy en día es habitual el uso de la tecnología en el aula, pero no estamos tan acostumbrados a robots como Pepper, que reconoce personas y emociones. Habla hasta cinco idiomas. Además, pasa lista en clase, explica la lección y hace un test a los alumnos.
La incorporación de los robots permite «preparar a los estudiantes para las empresas del futuro», explica Agell. «Saber interactuar con los robots es una habilidad que tendremos que aprender en un futuro en el cual la inteligencia artificial estará muy presente», añade, consciente de que «vamos a tener que colaborar con los robots».
Sin embargo, Agell considera que los robots no van a substituir a los profesores de carne y hueso. «Impartir una clase es como pilotar un avión; el maestro ha de estar allí», señala. Por mucha tecnología que haya, es imprescindible. El robot es inteligente para cosas puntuales, mecánicas, pero el concepto global de la clase y la parte estratégica y creativa corresponden a los humanos. Al menos, a día de hoy.
FOTO PORTADA: ANNA LLADÓ
Comentarios